Una vez, un buen amigo me explicó una anécdota sobre su inicio en la senda espiritual, un día en el que le dijeron:
-Cuando entras en un camino espiritual, ya está escrito a lo que vas a tener que renunciar.
Mi amigo, intrigado, preguntó:
-Ah, ¿sí? ¿Y a que voy a tener que renunciar?
-A todo.
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