30 enero 2009

El profesor de yoga y la Sensibilidad

[...] Sobriedad, contención. A mi me parece que la belleza principal de estos estilos [dinámicos de yoga] es precisamente la posibilidad de calmarnos en el seno de este subidón y sostener la atención en el equilibrio. El equilibrio, esa magnitud psicológica tan difícil de delimitar, de cuantificar, en los estilos dinámicos de yoga es una magnitud física sencilla: igual inhalación, igual exhalación, igual todo el tiempo. No hay que olvidar que toda la parafernalia que desplegamos de posturitas y vinyasas se basa en una única cosa: la respiración rítmica. Podríamos estar hora y media respirando así sin movernos en absoluto, y recibiríamos beneficios muy similares, pero resulta muchísimo más complicado. Siempre es más fácil moviéndose. Ese es otro de los aspectos que me fascina del yoga: su humanidad, la capacidad de facilitar un encontrarse a sí mismo sin renunciar al movimiento, sino empleándolo positivamente.

Por eso me cuesta entender que haya algunos profesores que piden a sus alumnos que lleguen más lejos, que fijen sus cuerpos en el dolor y aguanten, que ya se les pasará. Pues claro que se pasará. Cuando el cuerpo recibe una agresión manda la señal de dolor. Cuando la señal es sistemáticamente ignorada deja de enviarla porque asume que la supervivencia está en juego (nuestro cuerpo se fía de lo que hacemos con él, da por sentado que lo hacemos por un bien superior. Tenemos a nuestra disposición al más abnegado de los samuráis). El cuerpo redistribuirá las tensiones y dejará de enviar señales dándonos energía para seguir extraída de circuitos alternativos. Pero eso no arregla ningún problema. Eso vuelve insensible y cronifica el desequilibrio y la agresión. Y la esencia de la práctica del Yoga es la SENSIBILIDAD.
[...]
Por último. La técnica correcta es importantísima, pero lo esencial es el estado del alumno. Y con una técnica perfecta, de libro, la mayoría de los alumnos no están a gusto porque el libro no se ha escrito desde ellos. Cuando un profesor experimentado de yoga ve a un alumno con poca práctica con el cuello o el pie mal colocado pero sin peligro y feliz, lo dejará en paz. Varias clases después lo corregirá, permitiéndole así disfrutar más completamente, pero no lo sacará de cualquier manera de un estado que le está beneficiando porque no está como en la foto de “cómo debería ser la postura”. El yoga no es para clonar personas. La técnica es para llegar al estado, y una persona que no conoce la técnica, es perfectamente capaz de saltársela y llegar al estado. Un alumno es capaz de eso y de más.

[...] A ser profesor sólo se aprende siendo profesor, pero hay errores que no deberían cometerse jamás, como pedir a los alumnos que se esfuercen y sufran para llegar más lejos o valorar más la técnica que el estado.

Fragmentos de un texto de Roberto Rodríguez Nogueira, pirateado en su blog "Yoga Pirata Weblog". Texto completo del artículo: http://robertoyoga.wordpress.com/2008/07/01/filipicas-y-catilinarias/

Gracias, Roberto!!!

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