28 octubre 2006

Alimentando la mente

Esto es lo que pasa cuando no le damos de comer a nuestra mente: ella sale a buscarse la vida, a buscar estimulos en las emociones o en los órganos de los sentidos. Porque la mente está diseñada para funcionar, y una mente potente tendrá la capacidad de gestionar mucha información.

El problema es cuando no le damos nada que manejar; entonces ella se lo fabrica. A veces fabrica cosas bonitas, pero esto es difícil, si no le hemos enseñado como hacerlo. A veces, muchas, fabrica pensamientos, que generarán deseos, y la satisfacción de estos a través de los sentidos serán estímulos que la colmarán momentáneamente. A veces, tambien, genera insatisfacciones, celos, envidias... cosas que a ella, a la mente, la mantendrán ocupada, que es lo que ella necesita.

La pega de este mecanismo es que a nosotros, muchas veces, esos pensamientos y emociones, o las consecuencias de haber conseguido el objeto del deseo, nos resultan desagradables, tal vez violentas o autodestructivas...

Así que nuestra mente anda manejando material que nos duele y nos hace polvo, y además no tenemos ni idea de qué hacer.

Los maestros dicen que es sencillo; si no puedes parar tu mente, aliméntala con cosas que vayan a ser buenas para ti. Digamos que darle de comer los estímulos que hay en el exterior común la mantendrá en funcionamiento, pero para darle alimento, algo realmente nutritivo y que vaya a tener efectos duraderos en nuestro estado de felicidad...

Para eso puede venir bien meditar.

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